Con un soplido barrí toda esencia del lugar y tomando un crayón negro tapé tu cara de aquel dibujo. La oscuridad de ese trazo marcó tu continuo deceso, cambiando hasta de posición para hacerme ver que no tengo razón. Veo así donde voy, contemplo ese acercamiento. No es que me caiga sino que el suelo se llega a mí. No es que ignore las palabras sino que no quiero escucharlas.
Codicio todos esos lugares en que nunca estuve. Como siempre, quise saber qué es la muerte en persona. No es que ella me venga a buscar sino yo voy a ella. No es que gane sino que yo tomé revancha. O solo fue idea de ella traerme acá antes de tiempo, es demasiado tarde, perder la razón en eso cuando las alturas pasan de tu lado.
Tocando la ultima melodía repuse la conciencia de quien soy yo, escuchando las palabras del destino vi que no tenía otra salida para que retrasar lo inevitable. Porqué el hombre se preocupa en vivir, en tener un futuro próspero, si igual vamos a morir. Acaso de algo sirve todo ese sacrificio, cómo amortiguar tanto dolor, si éste es el infierno más grande, el más temeroso, el infierno de la sensación Como me gustaría no dejar este lugar, esta sensación de dolor que me penetra y deja en mis ojos la clara ilusión de no vivir.
Fugaz y rapaz pasas por mí, a ti te llamamos, a ti que te devoras las horas más rápidas y dejas las lentas para el sufrimiento. A ti que nunca vienes cuando te necesito; tu, felicidad, que nunca reinaste en mi ser, que dejaste todo como si nada pasara, a ti es a quien ahora lloro y es este deseo que tu contemplas.
octubre 28, 2009
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