II
A pesar de el reducido espacio para sentarse cortesia del exceso de carne en los muslos de su compañera de asiento, joaquin logro acurrucarse en su lugar recargando su frente en el cristal de la ventana, desde la gris esquina donde tomo el micro bus las cosas parecian bastante normales, todo lo que se ve en un dia comun y corriente por las calles de la ciudad, gente esperando camiones, gente dentro de sus autos, mal humorados, acelerando, frenando, acelerando y volviendo a frenar, si el quisiera podria tomar prestado el auto de su familia, pero la realidad es que detestaba manejar, preferia incluso estar apretujado en un vehiculo que parecia una caja de zapatos, una muy peligrosa caja de zapatos, antes que caer esclavo de la monotona mecanica de manejar en la ciudad. Le parecia sumamente absurda la forma como la sociedad moderna estaba obsesionada con la velocidad, particularmente absurda en el caso de las ciudades donde todo el mundo tiene un automovil para llegar pronto a sus trabajos, a sus escuelas o incluso de vuelta a sus casas, mas sin embargo cuando juntas la necesidad de tener un vehiculo de todos los individuos de una ciudad que pueden costearlo terminas con calles llenas de automoviles que van a vuelta de rueda, gente llegando tarde a sus trabajos, a sus escuelas e incluso gente que vuelve tarde a sus casas. El simplemente preferia el transporte publico, asi a final de cuentas compartia la responsabilidad de llegar del punto A al punto B y con ello cedia parte de la ansiedad y el estres que esto puede producir en una ciudad como esta.
Mientras pensaba acerca de todas esas personas dentro de sus autos en un tono un tanto burlon, tal vez incluso jactandose de ir a bordo de una caja de zapatos donde la responsabilidad de estar tras el volante no recaia sobre sus hombros, mientras todos aquellos pobres diablos no paraban de lanzar pestes y recordar a las madres de sus colegas conductores. Como por ejemplo esta chica, no parecia tener mas de 20 años, cabello castaño, tez blanca, probablemente camino a la escuela, alguna universidad de paga de esas que estaban cerca de la casa de Joaquin, se veia estresada, pero no estresada como cualquiera de los conductores a su alrededor, su expresion era la de alguien realmente afligido, alguien que tiene mucho mas que pensar a parte de si llega tarde a su clase o su trabajo, Joaquin conocia muy bien esa cara, pues tenia bastante suerte a la hora de conocer gente con historias tragicas en su vida, esa era la cara de alguien que acaba de perder algo importante, la cara de alguien que sabe que su vida cambio a partir de ese momento y que nada de lo que haga en el mundo podria hacer que las cosas volvieran a ser como eran antes de este dia. O tal vez no, tal vez solo se trataba de una "reina del drama" que acababa de tener una discusion subida de tomo con su novio.
La mente de Joaquin no tenia mucha claridad realmente, en un momento pensaba en que clase de tragedia podria haber pasado en la vida de esta chica de cabello castaño mas de la nada comenzaba a pensar sobre relaciones interpersonales, tratando de entender por que la gente suele quedarse con aquellos que los tratan de la forma mas negligente, pensando que tal vez el galan de esta chica de cabello castaño era uno de esos patanes que no suelen mostrar la mas minima señal de empatia hacia la persona con quien pasan el tiempo.
El camion habia avanzado un buen tramo ya, probablemente mas de la mitad de la distancia entre la casa de joaquin y la terminal de microbuses, el sol ya asomaba entre los edificios que rodeaban la avenida, a juzgar por su posicion podria decirse que recien pasaba el medio dia, no habia forma de saberlo con seguridad, Joaquin no traia reloj, ni celular, nisiquiera llevaba consigo su reproductor de musica, en realidad no le gustaba estar consciente de la hora que era en todo momento, sentia que cuando tenia algun reloj a la mano, lo veia cada 5 minutos, lo cual no hubiera sido tan malo si el sintiera que realmente solo habian pasado 5 minutos, sin embargo el tiempo que pasaba en su mente diferia por mucho del tiempo que marcaban las manecillas del reloj. Por ejemplo, cuando llevaba un reloj a la escuela, veia el reloj al llegar al salon, comenzaba la clase y despues de lo que a Joaquin le parecia una eternidad volvia a ver el reloj solo para saber cuantas horas habian pasado ya, asi como cuanto tiempo faltaba para la gloriosa hora de partir a su casa, sin embargo como una especie de cruel broma las leyes de la relatividad, lo que para el habian sido horas y horas de aburricion sentado en el aula escuchando a sus profesores hablando de temas que no estaba interesado en escuchar, rara vez se trataban de 10 o 15 minutos cuando mucho.
Asi que tenia mucho tiempo que decidio que era mejor andar por la vida sin conocer realmente la hora exacta que estaba viviendo en ese momento, era mucho menos frustrante que vivir lidiando con la sensacion de que las horas pasaban, cuando no pasaban mas que unos cuantos minutos.
El clima parecia mas calido en lo que Joaquin juzgaba como el medio dia, los rayos de sol que lo alcanzaban a traves de la ventana del microbus le brindaban segundos de reconfortante calidez, calidez que contrastaba con la sensacion del viento helado acariciando la piel de su rostro, que se producia cada que el vehiculo aceleraba cuando se veia cobijado por las sombras. Cansado de el alternante clima abordo Joaquin decidio que tal vez ya era hora de concluir su viaje a bordo de su caja de zapatos, buscar algo para calmar su hambre, algo para calmar su sed y tal vez algun lugar donde sentarse donde pueda aprovechar las bondades del sol por un buen rato.
Asi que se levanto de su lugar, despertando a la dama de los gluteos generosos quien se habia quedado dormida mas o menos unos 5 minutos despues de abordar el microbus, esta le barrio con la mirada, como si fuese realmente culpa de el, el hecho de haberla despertado, tal vez lo mas educado seria esperar a que la señora despertara de su lindo sueño y bajarse del vehiculo una vez que ella estuviera despierta y dispuesta a renunciar a su dulce siesta, vaya que groseria tan mas fea, mal hecho Joaquin, el estaba acostumbrado a que la gente le viera de formas incomodas, su familia, sobre todo su padre solia lanzarle ese tipo de miradas todo el tiempo, lo consideraban extraño, egoista, desconsiderado, apatico y grosero, probablemente todo lo contrario a lo que una madre responderia cuando se le preguntara, cuales son los atributos de un "buen hijo", pero lo cierto era que Joaquin si era extraño uno de sus miedos mas grandes era el sucumbir ante las exigencias que requiere ser una persona propiamente adaptada a la sociedad, era egoista pues tenia la idea de que no puedes estar bien con los demas si no estas bien contigo mismo y para eso habia que pensar todo el tiempo en cubrir las propias necesidades, era desconsiderado pues al pasar la vida pensando en como conseguir las cosas que queria no volteaba con mucha frecuencia a ver lo que podian querer las personas a su alrededor, esto causaba que las personas se quejaran demasiado sobre la forma como Joaquin se relacionaba con ellos, quejas a las que Joaquin reaccionaba con apatia pues despues de tantos años tratando de escuchar a la gente, se hizo a la idea de que no importaba que tanto se esforzara por satisfacer a las personas a su alrededor, las personas jamas tendrian suficiente, crearian nuevas exigencias a partir de las exigencias previamente existentes.
Asi que si, las personas tenian a Joaquin en un concepto que podriamos catalogar dentro de las "malas personas" y para ser honestos dicho concepto era acertado, pero a Joaquin era algo que lo tenia sin cuidado, despues de saberse incapaz de satisfacer las demandas de la gente decidio que tal vez seria mejor ocuparse de sus propias demandas y eso parecia funcionarle de maravilla.
Dejando atras la mirada juiciosa de la mujer de los grandes gluteos, Joaquin se despedia de su caja de zapatos, era hora de continuar el camino a pie...
noviembre 08, 2009
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